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NO ES UN LOCO SINO...

Trump dictator

Me molesta cuando la gente descalifica las trastadas de los políticos diciendo que que son tontos, que están locos o algo parecido- He oído cosas similares acerca de figuras perversas del pasado como Hitler o Stalin, y hay que preocuparse de que el público no se dé cuenta de que los supuestos “locos” del presente pueden ser tan dañinos como esos carniceros del pasado.

El presidente Trump es tildado a menudo de loco en los medios de comunicación, cuando les faltan o no se atreven a utilizar los adjetivos correctos para sus acciones, pero es que es más fácil pretextar locura cuando deberían escribir, populista, antidemocrático, racista, machista y otros términos considerados derogatorios o claramente insultantes hasta ahora. Loco queda mejor que ultraconservador, pero lo que el señor Trump está tratando de instrumentar son las políticas radicales del Partido Republicano o, mejor, las políticas de la facción más extremada del mismo, lo que está lejos de la locura. Él y sus compinches tienen un objetivo definido, persiguen sus fines y continuarán haciéndolo mientras se lo permitan.

Algunos locos dañan a otras personas porque les dominan las fantasías y no interpretan bien la realidad, pero la mayoría de los pacientes psiquiátricos sólo se dañan a sí mismos y raramente alcanzan posiciones de poder. Cuando alguien como Trump ocupa la Casa Blanca es porque se ha esforzado inteligentemente para estar en ella, ayudado por un considerable grupo de personas como él y elegido por millones de votantes que no son siempre tan estúpidos como los otros creen; muchos votantes de Trump son tan racistas, machistas y conservadores como él y, más aún, lo han elegido para que haga exactamente lo que está haciendo.

La ignorancia en el caso de los presidentes es una combinación de arrogancia e irresponsabilidad, pero no se trata de locura: se niegan a escuchar el consejo de los expertos que llenas las universidades y los “think tanks” y actúan de acuerdo a sus aduladores y partidarios. No pueden excusar su mala conducta política pretextando ignorancia, porque en la mayor parte de los casos sabían muy bien las consecuencias o posibles peligros de sus decisiones.

Trump no está loco, es un político populista y vulgar que lucha por su propio beneficio y el de sus compinches y, como otros personajes del pasado, ha conseguido convencer a unos millones de votantes enojados para que lo crean su salvador. Desgraciadamente les tomará un tiempo bastante largo darse cuenta de que es justo lo contrario.

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