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LA VERDAD SE DEFIENDE

Lille - Philippe Ariño - 2

Las mal llamadas “Terapias Reparativas” son una aberración. Soy el primero en denunciarlas como una impostura: no tienen más resultado que reprimir, a menudo con graves efectos secundarios y la literatura al respecto es ya abrumadora… Para el que la quiera leer, puesto que hay personas que por fanatismo, pusilanimidad o falta de autonomía siguen cayendo en ellas, pero hay que tener mucho cuidado en las reacciones contra las mismas, ya que queriendo hacer un bien puede acabarse cayendo en un mal que se vuelva contra los derechos en general.

Me refiero al deseo de imponer pensamiento único y prohibir manifestaciones o charlas contrarias al mismo, por muy convencidos que estemos de ciertas verdades y por mucho que queramos salvaguardar al público en general de las mentiras contrarias.

Viene esto al caso por el revuelo que se ha armado por una conferencia a dar en Barcelona por un “agente del enemigo” patrocinado por el obispo de esa ciudad. El Sr. Philippe Ariño es un convencido creyente que cree que la “homosexualidad es dolorosa”, una especie de error de la naturaleza que se cura con abstinencia sexual, oraciones y mucho sufrimiento, es decir, que también cree en las virtudes taumatúrgicas de ciertas “curas”.

Que lo que dice el Sr. Ariño es falso está fuera de duda, que sin duda es antipático también, pero ¿por qué prohibirle que hable? Hay diferentes ignorantes o crédulos que hablan sin base alguna en contra de las vacunas, que creen que los rastros que dejan los aviones son lluvias químicas esterilizadoras o que la homeopatía cura el cáncer, pero no levantan generalmente esta polémica, aunque sean desautorizados una y otra vez.

Es muy importante que los menores de edad, por ejemplo, no sean sometidos obligatoriamente a estas falsas terapias, pero de ello ya se encargan actualmente las leyes en buena parte de España. Sin embargo no es importante es que vayan a oírle los convencidos mayores de edad, que son sin duda el único público interesado en escuchar esta iniciación al masoquismo.

La campaña lanzada contra el obispado y el Sr. Ariño para que suprima la charla es una equivocación bienintencionada, pero una equivocación. La Iglesia Católica tiene una doctrina muy clara al respecto, este señor la difunde y…. desgraciadamente tiene todo el derecho a hacerlo en los locales propios de la iglesia. Algunos militantes no son conscientes de que caen en el más absoluto sectarismo queriendo curar de él, porque en este caso la libertad de expresión es un hecho y prohibir la conferencia sería coartarla.

Sería más discutible si el Sr. Ariño hablara en locales públicos (como ha sucedido con otra conferencia similar en la Universidad de Cádiz), si se le subvencionara públicamente o se difundiera su fanatismo por la TV pública, pero no si lo hace en locales propios y patrocinado por una autoridad que repite lo mismo una y otra vez.

La libertad de expresión supone que tengamos que oír una considerable cantidad de dislates religiosos, políticos y sociales, pero también nos permite difundir y defender la verdad, la ciencia y la libertad. A los dogmas del Sr. Ariño se responde, porque no hay nada mejor que analizar sus “verdades” para saber como rebatir lo que no es razón sino convicción que deriva de una creencia. Silenciar nunca es bueno porque también nos pueden silenciar a nosotros y hasta puede hacer atractivo al silenciado.

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