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NO HAY QUE CREERSE LAS RAZONES DE LOS QUE ODIAN

Una de las cosas con las que hay que lidiar ahora es con el hecho de que muchos odiadores no quieren aparecer como tales, y protestan inocencia cuando se los acusa, aunque esté muy claro que detestan virulentamente a gente de otras razas, otras orientaciones sexuales u otras tendencias políticas. Así los de VOX dicen no tener nada contra los homosexuales, pero dicen también que “no deben publicar su orientación”, que esto es algo privado que nadie tiene porqué saberlo, lo que significa que ellos creen que está mal, muy mal, que es un defecto a esconder, porque la sociedad es sólo de una manera determinada, que es, por supuesto, la que ellos dicen.

Como esta gente también está en contra del matrimonio igualitario, de las marchas del orgullo y de las mujeres en general, no sé a quien pretenden engañar, puesto que lo que quieren de verdad es que todo el mundo vuelva al armario, que lo que se salga del catecismo no se vea, o aparezca como algo monstruoso y anormal, que los adolescentes que se reconozcan diferentes se avergüencen de sí mismos y se encuentren tan a disgusto que se suiciden, con lo que su “perfecta” sociedad no pierde nada, ya que son gente que no vale nada, en comparación con los machos que cazan, juegan al fútbol, van a los toros y violan mujeres igualmente sin valor, puesto que ya se sabe que una fémina que aduce violación es una embustera sinvergüenza que no ha resistido bastante, por o decir nada de las que pretextan malos tratos, cuando si el marido les da bofetadas es porque seguramente se lo merecen, sin entender que la mujer está para servir al hombre y permanecer calladita, como se les recomienda en todas las sagradas escrituras de religiones varias desde que el mundo es mundo.

No hay que hacer caso de las protestas de inocencia de semejantes individuos y grupos; cuando se manifiestan en contra de los inmigrantes es porque los odian, no por otra razón. Los odian porque son más oscuros de piel, o porque son musulmanes o porque son pobres.

Se ve en Francia, con la ridícula polémica que resurge periódicamente sobre las mujeres que llevan velo. Que se trate de un país laico no quiere decir que la gente no pueda llevar signos de su religión o de sus costumbres, puesto que no se le imponen a nadie; que haya ciertas normas sobre no llevar la cara cubierta en sitios públicos no quiere decir que no se pueda llevar el pelo tapado.

En realidad estamos ante el odio que se siente por musulmanes a los que una buena parte de la población no considera franceses, aunque fueron ellos los que los trajeron a trabajar, pensando que siempre se quedarían como semi-esclavos a los que se podría manejar o incluso expulsar.

No nos engañemos: los que odian no pueden disimularlo y jamas debemos hacer caso de sus protestas de inocencia, ni aceptar sus excusas, porque nadie los malentiende sino que está muy claro lo que realmente quieren, es decir, expulsar, maltratar o denigrar a ciertas minorías, sólo eso.

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